Hoy os traemos una colección de 5 experimentos súper fáciles y rápidos de preparar, que podréis hacer con los niños en casa sin ningún problema. Son aptos para todas las edades. No requieren de grandes ingredientes, seguro que todos los podéis encontrar en vuestras cocinas.
Clip metálico que flota
Este experimento nos ha costado un montón de intentos hasta que lo hemos conseguido, así que paciencia, mucha paciencia.
Necesitáis un plato hondo con agua, un clip metálico, una servilleta de papel, un poco de aceite o mantequilla para engrasar y un poco de lavavajillas.
Lo primero que tenemos que hacer es recortar un cuadrado de una servilleta de papel, algo más grande que nuestro clip. También hay que engrasar bien el clip con aceite o mantequilla. Una vez tenemos el plato con agua, el cuadrado de papel y el clip engrasado empieza el experimento.
Con mucho cuidado, y sin tocar con los dedos el agua, hay que poner primero el cuadrado de papel y luego el clip. Teóricamente, el papel al empaparse se va al fondo y el clip debería quedar flotando. A nosotros así no nos ha salido. Después de muchos intentos y frustraciones, hemos colocado el clip sobre el papel y hemos puesto las dos cosas a la vez. ¡Y así si! (aunque el papel se ha quedado también flotando y no debería...)
La última parte del experimento consiste en añadir una gota de detergente al agua. Automáticamente, el clip se irá al fondo. ¿Qué ha pasado? Pues la respuesta está en la tensión superficial del agua. Las moléculas de agua se atraen entre si, pero las que están en la parte superior, no tienen otras moléculas por encima para "agarrarse", por lo que lo hacen de forma más fuerte con las de abajo y las de su alrededor. Ésto hace que la superficie se vuelva ligeramente elástica y resistente. Si nos fijamos bien, veremos que el contorno del clip que flota sobre la superficie está ligeramente curvado.
¿Y por qué al añadir detergente el clip se va al fondo? Pues el detergente (al igual que el agua caliente) tiene la capacidad de disminuir la tensión superficial del agua (¡De ahí su utilidad en la limpieza!)
Pescando hielo
Este experimento es muy divertido, y sólo necesitáis unos cubitos de hielo (porque querréis repetir más de una vez), un vaso con agua, un poco de sal y un trozo de hilo o lana.
Introducimos el hielo en el vaso de agua, y tratamos de pescarlo con el hilo. Veremos que en un principio no pasa nada, no conseguimos "pescarlo". ¿Pero que pasaría si dejamos el hilo sobre el hielo y añadimos un poquito de sal? Si esperamos un poco, veremos que podemos sacar el hielo del agua ¡Lo hemos pescado!
¿Cómo es posible? El punto de congelación del agua es 0ºC, pero al añadir la sal, el punto de congelación disminuye por lo que el hielo empieza a derretirse más rápidamente. Pero una vez que toda la sal se ha disuelto, el punto de congelación vuelve a subir, y el agua que hay alrededor del hilo vuelve a congelarse, atrapando nuestro hilo. Por eso, pasados unos segundos podemos levantar el hielo ya que el hilo habrá quedado adherido.
Es un experimento sorprendente y divertido. Podéis hacer competiciones a ver quién es capaz de pescar más hielos en un tiempo determinado, por ejemplo.
El agua que no se cae
Un experimento clásico, para dejar a los más pequeños con la boca abierta. Y sólo necesitáis un vaso con agua y un trozo de cartulina más grande que la boca del vaso.
Primero ofrecemos el vaso con agua y le pedimos al niño que lo voltee. Por supuesto el agua habrá terminado desparramada (mejor hacerlo sobre el fregadero de la cocina). ¿Cómo podemos hacer para voltear el vaso y que el agua no caiga? Pues muy fácil, sólo tenemos que poner la cartulina sobre el vaso, aguantar con la mano y darle la vuelta rápidamente. Retiramos la mano con cuidado ¡Pero esta vez el agua no cae!
La explicación a este experimento la encontramos en la presión atmosférica y, de nuevo, la tensión superficial del agua. Por un lado, la presión del exterior es mayor que la presión del agua sobre la tarjeta. Por otro lado, el agua crea una película sobre el cartón debido a la característica que hemos explicado antes de la tensión superficial. Y todo esto unido hace que el agua no caiga ¡Se quedarán con la boca abierta!
La pimienta que huye del detergente
Estos días hemos visto un experimento repetidas veces en redes sociales: la pimienta que huye del detergente. Es muy sencillo de realizar, sólo necesitáis un plato con agua, pimienta molida y unas gotas de lavavajillas.
Colocamos la pimienta sobre el agua, nos ponemos una gota de jabón en el dedo y tocamos suavemente la superficie. Veremos cómo la pimienta huye despavorida.
La respuesta a este fenómeno la encontramos de nuevo en la tensión superficial. Ya sabéis, el jabón disminuye la tensión superficial del agua y por las motas de pimienta se agrupan en los bordes del plato.
Estos días está siendo un experimento súper útil para enseñar de forma muy visual a los niños la importancia de lavarse las manos. Si ponemos el dedo sin jabón, la pimienta se queda en nuestro dedo, cuando usamos jabón, el dedo sale limpio.
Volcán sobre hielo
Las reacciones de bicarbonato sódico y vinagre son un clásico. Es un experimento que ya os hemos mostrado en otras ocasiones, como por ejemplo aquí.
Pero esta vez hemos hecho algo diferente, además del bicarbonato y el vinagre, hemos añadido a la ecuación hielo y lavavajillas.
En un recipiente, colocamos una buena cantidad de hielo, el bicarbonato y un chorrito de jabón. Al añadir el vinagre se produce la clásica reacción con burbujas (dióxido de carbono). Pero el hielo hace que la reacción se ralentice un poco, y el plus del jabón hace que aparezca un montón de espuma. Vamos, diversión asegurada para un buen rato.
¿Que os han parecido estos experimentos? Sencillos, ¿verdad? Ya veis que no necesitáis nada especial, y además de estar entretenidos, los niños aprenderán un montón de conceptos nuevos casi sin darse cuenta.
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