Trabajar con masas de diferentes tipos es una actividad sensorial extraordinaria, y a los niños les encanta. A mi hijo, todo lo que implique tener las manos "sucias" le apasiona. Así que la pasta de sal sabía que le iba a encantar.
Esta actividad la hicimos por primera vez hace ya bastante tiempo, con dos años y medio aproximadamente, y desde entonces la hemos repetido en alguna otra ocasión.
Para hacer la masa necesitamos:
- 1 taza de sal
- 2 tazas de harina
- 1 taza de agua templada
Nosotros la primera vez le añadimos purpurina, pero otras veces, como veréis, la hemos teñido, si es con colorantes alimentarios mejor. Es fácil de trabajar, segura y con muchas posibilidades. Se pueden cortar formas con cortadores de galletas o plastelina, o crear libremente. Nosotros hicimos formas geométricas, una pulsera (le encanta hacer ¨"churritos", un caracol, una caca... Me encanta su cara de concentración cuando está creando.
Una vez acabamos, tenemos dos opciones: secar la masa en el horno a 100ºC hasta que endurezca o bien dejar secar al aire. La primera vez, nosotros escogimos lo segundo, y fue todo un ejercicio de paciencia porque tardó muchísimo en secar (2-3 días, supongo que como era invierno por eso le costó más). Cada pocas horas se acercaba a poner el dedo a ver si estaba dura...
Si no hemos tintado la masa, la diversión puede continuar, ya que se puede aprovechar para decorar las piezas. A nosotros nos dió para dos tardes de diversión, además de las veces que ha jugado con sus creaciones. Parece que cuando algo lo han hecho ellos, les resulta más interesante.
La masa se puede guardar en la nevera, envuelta en papel film, aunque no os puedo decir cuanto tiempo aguanta porque siempre que la hemos hecho, la usamos toda!
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